El CAMINO TRANSCANTÁBRICO es una propuesta personal para alcanzar Santiago de Compostela a través de la montaña cantábrica, comenzando en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana (Cantabria) y recorriendo los valles leoneses cantábricos para cruzar finalmente los Ancares hacia tierras lucenses de Becerreá y Sarria, donde se une al Camino Francés. 410 km en 19 etapas, con más de 12000 m de desnivel positivo y otros tantos de descensos, con una media de 600 cada día.

martes, 10 de septiembre de 2019


Antecedentes

SANTIAGO DE COMPOSTELA Y SANTO TORIBIO DE LIÉBANA
El monasterio de Santo Toribio de Liébana, situado en el ayuntamiento de Camaleño, (Cantabria), al pie del Macizo Oriental de los Picos de Europa, fue desde la Edad Media un importante centro de peregrinación, por custodiarse en él supuestamente uno de los fragmentos de la cruz de Cristo, la Vera Cruz o Lignum Crucis (tenido como el trozo mayor de la Cruz de Cristo que se conserva en la actualidad). Muchos peregrinos, conocedores de la presencia de la cruz en Liébana, se desviaban hacia el monasterio desde la ruta de la costa a Santiago y tras venerar las reliquias continuaban a León para unirse al camino francés en Mansilla de las Mulas.

La “Ruta Vadiniense”, http://www.rutavadiniense.com es el itinerario recientemente señalizado que reivindica esa ruta, con el monasterio lebaniego como etapa intermedia en la peregrinación “Trascantábrica” desde Liébana y por León a Santiago. Sin embargo, su relación con la montaña leonesa puede calificarse de colateral, pues tras cruzar la divisoria cantábrica entre Fuente Dé (Cantabria) y Portilla de la Reina (León) baja pronto al cauce del Esla, cuyo curso seguirá desde entonces de cerca para confluir con el “Camino Francés” en Mansilla por lo que no explota las posibilidades de la montaña leonesa como territorio para caminantes.
Sin embargo, Santo Toribio no fue solo una mera “etapa” del camino a Santiago. Su fama derivada de albergar el Lignum Crucis pronto se extendió y a lo largo de los siglos cobró importancia como centro de peregrinación en sí mismo. La celebración del Año Jubilar Lebaniego 2017 ha puesto de relieve la relación histórica entre el monasterio y la peregrinación a Santiago. http://www.culturaydeporte.gob.es/dam/jcr:50c944eb-6993-42d0-8dbe-afd6c44f0692/Ficha%20monasterio%20santo%20toribio.pdf
Por ello en los últimos años se ha señalizado y promocionado el llamado “Camino lebaniego” https://caminolebaniego.com/inicio , que permite a los peregrinos alcanzar el monasterio de Santo Toribio de Liébana desde la costa cantábrica.
Hoy es un itinerario de peregrinación que vive momentos de expansión. De hecho, recientemente se han señalizado también entre Liébana y las provincias limítrofes de León y Palencia algunos caminos de peregrinación supuestamente usados en la antigüedad por peregrinos que desde esas zonas querían dirigirse a Santo Toribio: https://www.caminolebaniego.com/otros-caminos/camino-leones https://www.caminolebaniego.com/otros-caminos/camino-castellano.
La promoción del Camino Lebaniego desde diversos ámbitos ha permitido poner de relieve la relación entre Santo Toribio y Santiago de Compostela, como defiende el doctor en Historia Miguel Carlos Vivancos Gómez en su trabajo “Beato y Santiago, los orígenes del culto y patronazgo hispano del apóstol Santiago” en la obra Seis estudios sobre beatos medievales (2010), coordinada por Maurilio Pérez González: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3419039. Esta relación ha sido abordada también por la prensa leonesa: https://www.diariodeleon.es/articulo/cultura/beato-liebana-convierte-santiago-patrono-espana/201009100400001126332.html
Hoy en día se admite que desde este lugar de la montaña de Cantabria se contribuyó decisivamente a poner las bases para la construcción del hecho jacobeo. Fue en Santo Toribio y a finales del siglo VIII donde el monje Beato de Liébana (autor de los “Comentarios al Apocalipsis” de San Juan, obra que sirvió de base para la elaboración de los Beatos, valiosos manuscritos iluminados realizados por monjes entre los siglos X y XIII) consideró por primera vez a Santiago como patrón de España y difundió su figura y su predicación en la Península, pocos años antes del descubrimiento de la supuesta tumba del apóstol.
A pesar de la evidente relación cultural entre Santo Toribio y Santiago de Compostela, no existe un itinerario peregrino que conecte directamente ambos lugares. Nuestra propuesta cubre ese vacío y permitiría explotar más profundamente las posibilidades todavía insuficientemente desarrolladas que ofrece el medio natural y humano de la montaña cantábrica leonesa, pero proponer un sendero transversal por el N de la provincia de León, donde los ríos más importantes forman valles N-S tiene que tener una justificación lógica. La vemos seguidamente.

UN ITINERARIO LÓGICO A SANTIAGO POR LA CANTÁBRICA
La geografía y la geología de la Cantábrica facilitan la comunicación E-O entre las cabeceras de los valles de los principales ríos que drenan la vertiente leonesa de la cordillera, que fluyen N-S (Porma, Torío, Bernesga, etc.). Por un lado, los materiales rocosos que forman la Cordillera, de Edad Paleozoica, fueron plegados a fines de dicha era por la orogenia Hercínica, que formó pliegues y fallas orientados en general E-O. Por otro, las rocas de la cordillera muestran una alternancia de franjas formadas por litologías duras y resistentes (cuarcitas, calizas, conglomerados) con otras más blandas y erosionables (pizarras, arcillas, margas) que han facilitado respectivamente la formación de sierras y zonas más deprimidas entre aquellas. Tal disposición tiene la clave del diseño de nuestro camino.


Ortofoto (SPOT 5) de la zona central de la vertiente S de la Cordillera entre los embalses de Porma (p) y Barrios de Luna (b) . Se aprecia la alineación E-O de las sierras (calizas; franjas blanquecinas) y valles (bandas verde-marrón) Imagen propiedad del IGN

En efecto, los ríos cantábricos leoneses, cruzando esa estructura de N a S a favor de grandes fallas, erosionaron fácil y preferentemente las franjas pizarrosas, ampliándolas lateralmente hasta formar grandes valles E-O, separados por las sierras de rocas duras paralelas. A medida que la erosión amplió los valles, erosionó las cabeceras de los ríos vecinos y formó collados que rebajaron sus divisorias y conectaron sus valles.
Hay numerosos ejemplos de estos amplios pasos E-O en la Cordillera, que forman hoy puertos y collados como San Glorio, Señales, Vegarada, San Isidro, Gete, Cerredo, etc., dispuestos a lo largo de esas alineaciones de valles, facilitándonos la tarea de encontrar paso transversal entre los ríos. En ocasiones, varios de esos collados se alinean en el mismo sector pizarroso entre sierras generando corredores de decenas de km de largo que nos permiten avanzar fácilmente hacia nuestro destino. Algunos de ellos fueron abiertos al tráfico a lo largo del siglo XX, como los collados de Valdeteja-Ubierzo y Cármenes, formando un gran corredor entre el Curueño, Torío y Bernesga. Más al N, muchos de estos pasillos se libraron del asfalto, como los collados de Mahón-Tolibia, Canseco y Ferramedal entre Puebla de Lillo y Busdongo, que cruzaremos en nuestra marcha.

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